as garotas sem sorte

Entre juntar mis cosas me venian las ganas de hacer algo malo. Era una nena vengativa solo en mi mente. Más no. No pude. Porque nenes ya no somos y la adulta decisión siempre fue mia. ¿quien da más?, la respuesta es obvia si todo tu amor entra en una pequeña bolsita transparente y para llevarme el corazón necesité un camión de mudanzas... alguna vez me habian dicho: vos tenés un corazón muy grande. Y a las pruebas me remito.
La morocha me miró contenta sin saber lo que realmente pasaba. Probablemente iba a ser el ultima vez que nos vieramos, y en un raro portuñol me tiró una frase de libro de autoayuda. Por lo menos lo intentaste.
Yo sí.
Que me haya dejado a la vista las grotescas y asquerosas manchas de su sexo... ahí, como evidencia plantada no me causó más que repugnancia y un poco de lástima. De alguna vez haber creido en su integridad, su inteligencia.
Ya no podes darle lo que no tiene, ni decirle que diga lo que tiene que decir. Ya no quedan cosas en común. Nada los une.
Que te brillen los dientes!