sábado, 19 de septiembre de 2009

Reiterativo, repetitivo, insistente, redundante...

Solían acompañarme mis menores amigos, mientras bailaba los pájaros giraban alrededor. Algo asi como un familiar me cuidaba, me aconsejaba y mostraba las estrellas que debia seguir.
Cuando ibamos a Mar del Plata en plan de amigas sobre una ola de liviandad Lols dijo; yo creo en las hadas. Pero por alguna razón siempre llevo el peso, llovia torrencialmente y casi no veía la ruta... tus hadas no existen, entendelo.
Después de una siesta de viento de tarde, me acuerdo de Lols, de sus hadas, de la lluvia. De sus remeras de colores y princesas que me caen mal. Siento que mis trenzas no llegan al piso. Que los amigos se fueron. Que perdí un zapato mintras bailaba. Que no me besaron. Se olvidaron de buscarme. Y me quedé dormida para siempre.
Mientras yacía con los ojos cerrados en las profundidades de las tinieblas, el veneno de la fruta comenzaba a hacer efecto. Entonces lo ví, como de casualidad planeó una cena inmediata a mi mesa y yo acepté. Otra vez volvi a sentir la presión. Mientras él repasaba los manuscritos yo corria por todo el mundo para hacer a tiempo. Otra vez bajo presión.
Senti miedo, otra vez. Logré convencerlo de la perfección, crucé la vía y nos encontramos.
No sabré que pasó porque no quise seguir leyendo. Ser reiterativo puede ser solo un mecanismo de defensa. Y aunque también pueda ser traumático por algunos segundos, quizas solo sea eso. Un recuerdo, un mal sueño.

2 comentarios:

  1. no bardies a mis hadas estecheeee!!!! si creyeras mas en ellas por ejemplo no nos quedariamos atascadas en chascomus jajajajajajja te quierooooo =)

    ResponderEliminar
  2. Publico aca, porque se que en otro post mas viejo no lo vas a leer, pero debo confesar entre x medio del google y cai en jugoso es irresistible. Me encanto, no se si es cierto o si fue una creacion literaria pero me llego.

    slds

    ResponderEliminar