martes, 30 de junio de 2009

jugoso es irresistible

Luego de tomar distancia y vivir tranquila, paso por la cocina y agarro una mandarina. No puedo darme cuenta que di un paso en falso sino hasta que la pelé. Al momento, inevitablemente te descubro. Nunca antes habia notado la cantidad de ramificaciones que tiene sobre su piel. Mientras quito caprichosamente esos cabellos cítricos recuerdo que no fue hasta que te conocí que convertí el hábito en propio. Y es el momento en que me doy cuenta que tomar la mandarina me convirtió en ella... por mi culpa ya sin cáscara, sin hilos.Totalmente indefensa solo tu recuerdo me hace perdonarte. Entonces trato de volver a la delicada tarea de comer el fruto, se que es tan jugoso, aunque no puedo evitar el semillerio que me recuerda cómo sería la fruta perfecta. A esta altura, la cáscara, los cabellos, la fruta indefensa y las semillas no tiene memoria.

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